01 julio 2013

++ UN SALMO DE SALOMÓN (No. 5)

Salmo de Salomón 5.

Señor Dios, alabaré tu nombre con júbilo
entre los que conocen la rectitud de tus sentencias.
Porque Tú eres bueno y misericordioso, refugio de pobres;
cuando clame hacia Ti no te apartes en silencio.
Nadie puede despojar al poderoso;
¿quién tomará algo de lo que creaste si Tú no se lo das?
Porque el hombre y su suerte ante Ti están en la balanza;
nada puede añadirse a lo que decidiste, oh Dios.
En nuestra angustia invocaremos tu socorro,
y Tú no rechazarás nuestra súplica
porque eres nuestro Dios.
No hagas pesar tu mano sobre nosotros,
para que no delincamos bajo su agobio.
Aunque Tú no nos tornes a Ti, no nos alejaremos
sino que iremos hacia Ti.
Si siento hambre, a Ti clamaré, oh Dios,
y me darás alimento.
A las aves y peces Tú alimentas,
dispensando lluvia a los páramos para que brote la hierba.
Preparaste el alimento en el páramo a todo viviente,
si sienten hambre hacia Ti elevan su rostro.
Tú nutres, oh Dios, a los reyes, príncipes y pueblo;
la esperanza del pobre e indigente, ¿cuál es sino Tú, Señor?
Tú les prestarás oídos, porque ¿quién es indulgente y bueno sino Tú
que alegras el alma del pobre abriendo tu mano misericordiosa?
La bondad del hombre es escasa e interesada,
si da dos veces sin protestar es maravilla.
Pero tu don es abundante, lleno de bondad y riqueza,
y que en Ti pone su esperanza no andará falto de bienes.
Sobre toda la tierra se extiende tu misericordia y tu bondad.
Feliz aquel de quien Dios se acuerda otorgándole comedida suficiencia.
pues si abunda en riquezas el hombre peca.
Es suficiente un bienestar moderado con justicia;
la bendición del Señor a eso conduce: a la satisfacción dentro de la justicia.
y venga su bondad sobre Israel junto con su reino.
Bendita sea la gloria del Señor porque El es nuestro Rey.

[Salmo No. 5, Traducción de Antonio Piñero; Apócrifos del Antiguo Testamento Vol. 3, Alejandro Diez Macho. Pag. 31-33]

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