22 septiembre 2011

++ PARASHA NITZAVIM 5771 -LA MALA ACTITUD QUE LLEVA A LA DESTRUCCIÓN

Shalom amigos:

Parashá Nitzavím (de pie). De cuando el pueblo de Israel fue congregado por Moisés el último día de su vida, para renovar el pacto y juramento hecho en Sinaí. Se enlista una serie de maldiciones, los sabios cuentan 98 maldiciones de lo más horrible que podemos imaginar, hay que leerlo para tener idea de lo impactante que resultan.

Pues bien, después de exponer todas esas maldiciones que nos vendrán si tenemos en poco la Voluntad del Creador, la Tora coloca un caso especial de un hombre o mujer con una actitud comprometedora con esta gran revelación.

"Si después de haber escuchado los términos de este juramento (y las maldiciones), alguno de ustedes se cree demasiado bueno y piensa: 'Todo me ha de salir bien, aunque haga yo lo que me dé la gana', él será la causa de la ruina de todos. " (Dt 29:19)

Cuando El Eterno se reveló en el monte Sinaí a todo Israel y les confirió su Voluntad por medio de Moisés, todas las demás naciones quedaron bajo maldición a causa de la gran Verdad que Israel estaba recibiendo. Este estatus del israelita lo colocaba en un nivel en el que sus decisiones tenían consecuencias como se manifiesta en los términos del pacto, si obedecemos la Tora seremos bendecidos, pero si desobedecemos nos vendrán las maldiciones. Aquí los sabios de Israel hablan de la relación especial como la de un hombre con su mujer. El Eterno se ha comprometido a nunca divorciar a Israel (la mujer), pero ésta puede caer en la tontería de ser infiel, pues una mujer que sabe que nunca será aborrecida nada le impediría ser infiel y cometer actos desagradables, por eso, enseñan los sabios, El Eterno fijó estos términos en donde no habrá un exterminio total o divorcio (para buscarse otro pueblo) sino que habrá castigo terrible y tremendo a la falta del compromiso. Es en este hilo que la Tora habla de la persona que piensa para sí "todo me irá bien, aunque haga lo que yo quiera" y todos sabemos que hacer lo que uno quiere por extensión es hacer lo contrario a lo que El Eterno demanda. Este israelita no podía ser juzgado en la ignorancia en la que quedaron los gentiles, por eso la sentencia de exterminio total en la que la ira del Amo del mundo cae sobre él.

Es una actitud, sé de la supervisión de HaShem, pero no me someto, es como decir, no me llegaran las maldiciones. Lamentablemente queridos nazarenos y temerosos del Di-os de Israel, a veces se cae en esta actitud y el juicio que pesa sobre nosotros es tremendo. Bendito sea El Eterno que tenemos provisión legal para que en nuestro sincero y profundo arrepentimiento no tengamos ni la mínima pizca de volver a ofender a nuestro Hacedor. Los sabios dijeron: el que dice, pecaré y me arrepentiré en día del Perdón (Yom Kipur) no le son perdonadas las iniquidades, porque el mismo Día de Expiación que quiso usar para justificar el pecado lo condenará. Es la misma actitud de quien dice: "iré en mi camino y no me llegarán las maldiciones" tremenda tontería de la mente. Nosotros estamos condicionados, nuestros padres estuvieron bajo el monte y la siguiente generación ratificó el juramento, las maldiciones está ahí para que el miedo haga su función pedagógica de llevarnos a la Voluntad del Boré Olam, para después (que nos llegaron las cosas dichas en la Tora) allegarnos por amor y fidelidad completa. Evitemos esa actitud que lastimosamente he visto en nuestros días, los que gozaron de la gracia de redención en la autoridad de nuestro Maestro Santo y que después tuvieron por poca cosa su sangre, el emisario Shaul hablaría del gran juicio que hay sobre la cabeza de aquellos que abrazando la Verdad después la despreciaron.

Dichosos los amadores de la verdad, los que reconocen lo dicho en la Tora cuando dice: "Las cosas secretas pertenecen a YHWH nuestro Di-os;  mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre,  para que cumplamos todas las palabras de esta Tora. "  (Dt 29:29)

Busquemos y hagamos, pues, la verdad, el camino que nos enseña Yeshúa nuestro Maestro para que alcancemos la vida prometida en la Tora.

Shalom en nombre de su Majestad, Yeshúa, el Rey de Israel.

06 septiembre 2011

++ PARASHA KI TETZÉ 5771 - DE HIJO REBELDE A HIJO OBEDIENTE

Shalom amigo y amigas:

Esta semana leemos la parasha Ki tetzé (cuando vayas) a guerrear. Esta porción de la Ley es la que más mandamientos enlista de todas las parashiot (74 mitzvot). De entre ellos aparece el del ben sorér (el hijo descarriado):

Si alguien tiene un hijo desobediente y rebelde, que no hace caso de lo que le dicen sus padres, y que ni siquiera cuando lo castigan los obedece, sus padres deberán llevarlo ante el tribunal de los ancianos de la ciudad, y decirles: 'Nuestro hijo es desobediente y rebelde; no nos obedece en nada, es un pervertido y un borracho. ' Entonces todos los hombres de la ciudad lo matarán a pedradas. Así acabarán ustedes con la maldad que haya en medio de su pueblo y , al saberlo, los israelitas sentirán temor. (Dt 21:18-21)
El ben sorér (hijo rebelde) no tenía la mayoría de edad según la Tora (13 años), los sabios de Israel dicen que, todo lo que le sucede para mal a los hijos antes de su mayoría de edad, es responsabilidad de los padres. En otras palabras, las enfermedades y crisis emocionales de los hijos antes de su bar mitzvá (mayoría de edad según la tradición de Israel), están sujetas a las acciones de los padres. Pero aquí, el ben sorér, es lo opuesto, les trae una deshonra grande a los padres con su forma de proceder y la Tora provee de semejante mandamiento para exponer esta situación y remediarla. Los padres no son negligentes y reprenden al hijo, pero este último no escucha, es necio y se da a la vida fácil ("es un pervertido y un borracho"). En honor a la verdad, el castigo es grande, la pena capital, y esta tiene relación precisamente con otro gran mandamiento, el de honrar a los padres.

En el caso del ben sorér, la Tora agota las alternativas, "no escucha", de modo que se procede con la sentencia. Está escrito con respecto a la honra de padre y madre:
El que hiriere a su padre o a su madre, morirá (Ex 21:15)
Aquí aprendemos que la deshonra de nuestros padres la podemos llevar a cabo desde pequeños. Los sabios de Israel [Sanhedrin 72] traen una explicación al por qué el hijo desobediente es juzgado con tremenda severidad; no es que el hijo sea juzgado por la situación actual, sino por el futuro. La Tora expone el principio de que, un joven con esas características de rebeldía, poco a poco irá desarrollándolas al punto de que su deseo por placeres materiales sean incontrolables, es entonces cuando ya, en su mayoría de edad y cuando pueda desatar todos sus impulsos, no parará hasta saciarlos al grado de si es necesario, para él, engañar, robar hasta llegar al asesinato, es entonces cuando sea presentado a un beit din (juzgado competente) se dé la sentencia: pena de muerte.

Cuan importante es honrar a los padres y cuan importante es educar a los hijos. De esto tenemos una lección crucial. Los sabios dicen: "Toda actitud de un niño es una señal de lo que será de mayor multiplicado por 1000". ¿de qué habla nuestro hijo? ¿es más obediente que rebelde? la conciencia de esta realidad que nos expresa la Tora nos puede ahorrar días de tristeza y amargura, pues los hijos son una extensión de nosotros. Yo como padre tengo mucho camino por recorrer, ahora mas que nunca censuro las frases comunes: "es niño, déjalo que crezca y va a aprender" y otra muy dicha: "no es tan grave lo que hizo".

Este mandamiento del ben sorér, difícilmente ha sido observado a través de la historia de nuestro pueblo, el Talmud afirma que el 'hijo descarriado' nunca ha existido ni existirá jamás y pregunta ¿si no ha existido ni existirá, para qué fue escrito? responden los sabios: para estudiar Tora. En verdad que se aprenden grandes cosas y se adquiere sabiduría de los juicios del Eterno. Yo agrego que, nos enseña algo en relación con nuestro Padre celestial.  Nosotros somos hijos de Di-os, y a través de la historia, del Eterno se puede decir que sí ha llevado a cabo la premisa del ben sorér (hijo descarriado) cuando el pueblo de Israel se ha entercado en su maldad, cuando ha desobedecido la voz de HaShem y no ha querido cumplir su Voluntad, es entonces que el Padre, entrega al juicio a su hijo (Israel). Los exilios y demás calamidades de nuestro pueblo se deben a la deshonra que causamos al Nombre de nuestro Elohim (Di-os), por eso Él nos quiere instruir de esta manera, pues la finalidad del mandamiento del ben sorér era para: " así quitarás el mal de en medio de ti," de esta forma, cuando El Eterno nos ha entregado a nuestros enemigos, nos invita para que desde allí le busquemos y limpiemos nuestros corazones. Los castigos extremos a parte de ejecutar la sentencia divina eran para despertar en nosotros el arrepentimiento sincero, es así que El Eterno "quita el mal en medio de nosotros", de esta forma le podemos seguir temiendo Su Nombre para después amarle completamente.

Que El Eterno les bendiga a ustedes y a mí también.