22 enero 2009

++ YEHOSHÚA BEN YOSÉF DE NATZRAT

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Para comienzos del siglo I EC., ya hacían aproximadamente doscientos años que los Macabeos habían luchado contra la dominación Siria en la región de Iehudá, y el resultado había sido un breve estado de independencia del dominio extranjero (142 - 63 A.E.C.), pero esta independencia cesó con la llegada de los romanos a Israel. Lo peor que sucedía en Israel era que estaba dividido interiormente, muchos grupos (Fariseos, Saduceos, Esenios, etc...) con diferentes ideas acerca de una sola Torá [Ley]. Aún después de la muerte de Iehoshua todo en Israel siguió ‘empeorando’, en el 66 E.C. los guerreros entre el pueblo pelearon contra las fuerzas romanas en Israel, las cuales dirigidas por Titos terminan destruyendo el Bet Hamiqdash hasheni [Templo] en el 70 E.C., y más tarde en el 135 E.C. otra revolución contra Roma culmina expulsando a todos los judíos de Ierushaláim. Según se documentó en los escritos de los primeros discípulos de Iehoshúa, fue en esta época caótica (aprox. 5 A.E.C) que en Bet Léjem de Iehudá [Belén de Judá], en el ceno de una familia real, nace Iehoshúa hijo Ioséf Ben Iaaqóvun descendiente de David Hamelej [el rey] por la línea de Shlomó [Salomón] e hijo de Miryam [María] descendiente de Aharon Hakohen [el sacerdote].


Nace en Jag Hasukot (la Santa Convocación de las Cabañas), siendo el planeta Tzédeq la señal de su nacimiento. Al cumplirse los días de la purificación de su madre, sus padres fueron al Bet Hamiqdásh y en ese día un hombre llamado Shimón ish tzadiq v’jasid (un hombre justo y piadoso), que poseía ruaj haqódesh (inspiración de santidad), tomando al niño en brazos, dijo: “...mis ojos vieron Tu liberación, la cual preparaste en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a las naciones, y gloria de Tu pueblo Israel”. También una profetiza de edad avanzada llamada Jana haN’viá Bat P’nuel, de la tribu de Asher, la cual no se apartaba del Bet Hamiqdásh, hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.

Iehoshúa se cría en Natzrát [Nazaret], una ciudad en la región de Galil, y aprende el oficio de Napáj (herrero). Desde pequeño Iehoshúa se destacó por llevar una vida piadosa, dedicado a cumplir la voluntad del Creador, lo que transmitiría posteriormente a sus discípulos. A la edad de doce años mientras se preparaba para ser lo que hoy llamamos ‘Bar Mitzvá’ (responsable de los mandamientos) se quedaba sentado en el Bet Hamiqdásh con los Maestros de la Torá más del tiempo previsto, escuchándolos y haciéndoles preguntas, y todos los que lo oían se asombraban de su inteligencia y de sus preguntas, de esta manera el joven Iehoshúa crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante el Eterno y los hombres.

A pesar de haberse criado en Galil, la región que mostraba una tendencia de ‘patriotismo guerrero’ más fuertemente que en cualquier otra región en Israel, en sus enseñanzas no vemos que Iehoshúa halla asimilado dicha tendencia, ni tampoco existe nada que indique que halla sido influenciado por la mentalidad griega que imperaba en aquel entonces en Israel, sino que dedicó su vida al estudio de la Torá, buscando la Voluntad del Creador, lo cual demostró con fluidez al entablar conversaciones y discusiones con otros sabios acerca de cualquier tema de la Torá y de la situación caótica en que vivía Israel.

Iehoshúa se muestra como lo que es, un ser humano que como todos los otros hijos de Israel, tiene una misión que cumplir –dejar ver la luz de la verdad al resto de las naciones–, no como un semi-dios que bajo del cielo; se muestra como un jajam de Israel [sabio], no un filosofo de Grecia; como un navi de Israel [profeta], no un profeta del mundo pagano; de manera que así como la enseñanza de los N’viím [profetas] y los Jajamím [sabios] de Israel, la enseñanza de Iehoshúa tienen el mismo mensaje de la Torá y los N’viím, por ello cuando le preguntaron: “Rabi, di cual es la mitzvá g’dolá de la Torá”, dijo: “Amarás al Eterno con todo tu corazón, con todo tu ser, y con toda tu fuerza. Esta es la primera [mitzvá]. La segunda es semejante a ella: Amarás a tu prójimo como a ti. Sobre estas dos mitzvót cuelgan toda la Torá y los N’viím". En todas estas cosas y muchas otras Iehoshúa aparentemente es igual a los demás sabios, pero a medida que vayamos profundizando en su vida y enseñanza, nos daremos cuenta de lo único que encontramos en él y en su enseñanza, ya que su vida no fue otra cosa que un espejo de su enseñanza, no hay distinción entre su persona y su enseñanza, toda su vida la dedicó y aún la dedica a ser un vivo ejemplo de su enseñanza.

Nosotros, sus discípulos, nos sentimos privilegiados de que Avinu shebashamaim [nuestro Padre celestial] nos permita tener tan grande Maestro, el mayor de todos, al cual Ungió para que fuese Melej Israel [Rey de Israel], y nosotros poder alcanzar ser sus discípulos, de tal manera que pareciera que su presencia está aun entre nosotros pues no hay día en que no digamos uno de sus sabios dichos, no hay día en que no se le recuerde, y no hay día en que su nombre no sea pronunciado entre nosotros. Mientras tanto pese a la añoranza de poder verlo y oír sus sabias palabras saliendo de su boca, sus discípulos no dejan de tener gozo y alegría, pues sabemos que hay una verdad, así como el Creador lo tomó de entre nosotros, así vendrá pues es necesario que los Cielos reciban hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de las que habló Elohim por boca de sus Nviim haQdoshim desde un principio (Maase HaShlujim /Hechos 3.19-21).

Es la esperanza de sus discípulos difundir sus enseñanzas en estos días de restauración, porque aunque Iehoshua es el personaje más ‘conocido’, no es del todo comprendido. Debido al paso de los años (teniendo presente la Omnisciencia del Creador, bendito sea) su persona es mal entendida por algunos de poco conocimiento, solo sus fieles discípulos han preservado y trasmitido sus enseñanzas, mientras que otros tratando de comprenderlo pasan por alto ‘la época’ en que Iehoshua desarrollo sus enseñanzas, ‘el contexto’ de las mismas, y otras muchas cosas importantes que forman parte de su persona, y que si no se tienen presente es difícil comprenderlo en este siglo presente; otros tristemente, con menos comprensión que los anteriormente mencionados, dedican tiempo para publicar libros y artículos en contra de Iehoshua. Sin embargo es obvio que para miles tanto sus enseñanzas como su persona siguen siendo una ayuda para comprender al Creador, Elohe Israel [Di-os de Israel], pero en especial para sus discípulos, porque él es el cumplimiento de las profecías que fueron dichas por los Nviím, él es el Mashiaj (Ungido por el Eterno), y por esto él a revelado nuevas profundidades y misterios de la Torá, de tal forma que pareciera que la Torah se renueva, y una vez más estamos en Har Sinai [monte Sinai] recibiéndola, pero esta vez con Ruaj haqódesh (inspiración de santidad), que el Eterno, bendito sea, da a todo aquel que como el Mashiaj se dedique a vivir la Torá.

Con la ayuda de Avinu shebashamaim [nuestro Padre celestial], sean los escritos distribuidos por los Natzratim [discípulos de Yehoshúa de Nazaret] en el Centro de Estudio Maor Baolam, útiles para traer luz a aquellos que ignoran, a aquellos que profesan seguirlo, inclusive a los que nos desprecian, y para que nosotros, sus discípulos, comprendamos aun más la responsabilidad que tenemos al ser sus discípulos, como él dijo: "Maor atem baolam (Fuente de luz son ustedes en el mundo). Una ciudad construida sobre la montaña no puede ser escondida. No encienden una Ner (lámpara) para ponerla en un lugar escondido donde no alumbre, sino que la pondrán sobre la Menorá (Candelabro) para que alumbre a todos los de la casa. Así alumbre sus fuentes de luces frente a todo ser humano, para mostrarles las buenas acciones de ustedes que son de alabanzas y de glorias para su Padre que está en los cielos. " (Toldot Iehoshua, Pereq 14).

Via: Centro de estudios Maor BaOlam