15 marzo 2011

++ NUESTRO FUEGO CONTINUO

Shalom amigos:

En la Tora leemos: 
"Fuego permanente arderá sobre el altar sin apagarse" (Lev 6:6)
Se enseña que, así como este fuego nunca debía de apagarse, así también nosotros con el estudio de la Tora y la Voluntad de Di-os (entiéndase hacer sus mandamientos) tampoco debemos de dejar de observarlos para cumplirlos (obediencia continua). El Zohar (libro estimado de la Cabala judía) dice que: "El aliento o hálito que sale de la boca de la persona al estudiar Tora, es comparado al calor del fuego del altar, y ese fuego arde y radía luz constantemente, ya que un pecado puede oscurecer la luz de un mandamiento mas no tiene fuerza de opacar la luz de la Tora (algo así como rayos infrarrojos que es posible ver aun en la oscuridad). El zohar agrega que los mandamientos de los estudiantes de Tora se consideran como Tora y tampoco podrán opacarse, por motivo que al realizar aquellos mandamientos piensan en sus leyes y secretos profundos" (extraído sobre el comentario de la parasha Tzav, pag. 1628, Editorial Shem Tob).

Ahora bien, podemos entender también que hacer los mandamientos de Di-os, mantiene encendido el fuego sobre el altar. Recordemos que nosotros mismos somos aptos para ser una ofrenda aceptable al Eterno, en el llamado y elección que el Creador nos hace para ser partícipes de la redención gloriosa de Israel y del mundo, ahí que el emisario Shaul escribió con respecto a los creyentes gentiles: 
"Mas os he escrito,  hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar,  por la gracia que de Di-os me es dada para ser ministro de Yeshúa el Mesías a los gentiles,  ministrando las promesas de YHWH,  para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por la Inspiración Divina. " (Rom 15:15-16)
Así como los creyentes de origen gentil, todos somos presentados como una potencial ofrenda de luz ante El Eterno, porque el mismo Maestro Santo dijo: 
"Fuego vine a echar en la tierra ¿y qué quiero, sino que se encienda?" (Lc 12:49)
Este fuego lo podemos encender bajo la enseñanza de Yeshúa de Nazareth, si aplicamos en nuestras vidas sus instrucciones y cuando observamos los mandamientos de Di-os interpretados bajo su autoridad, es entonces que estamos encendiendo el fuego en nuestras vidas, ese fuego que no debemos apagar. Y no porque le hagamos un favor al Creador, si no que es a nosotros mismos quienes necesitamos la luz, porque sabemos que es complicado decidirse a encender el fuego, pero más difícil es mantenerlo encendido, verdad o no!

Pero amigos, Yeshúa nos promete que el Padre Celestial nos influirá de su Ruaj (Espíritu) para que "continuamente o permanentemente" esté encendido nuestro fuego para así poder cumplir sus mandamientos. Es la manera con que el Eterno nos capacita y hace cumplir Su Palabra que habló por medio de sus profetas.

Queridos nazarenos y temerosos del Elohim de Israel, cuando se experimenta el fuego prometido en nuestras vidas, solo pensamos en cómo hacer la Voluntad de YHWH, en esto sabemos que es un fuego divino.  ¿Cómo voy a dejar que sea apagado con distracciones? Es un tesoro, un privilegio recibir ese fuego (espíritu) y somos los sacerdotes encargados de que continúe así para que con ese fuego seamos una luz de entre las tinieblas. Es por eso que Shaul, escribiéndole unas palabras a Timoteo, hasta el día de hoy siguen siendo edificantes para nosotros:
 
"Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Di-os que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado YHWH espíritu de cobardía,  sino de poder, de amor y de dominio propio. " (2 Tim 1:6-7)
Queridos israelitas y justos de las naciones, vamos a mantener todos juntos encendido el fuego continuo de nuestra libertad y de nuestra redención.

Shalom para todos.