Bereshit 1-3
Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó
de toda la obra que El había creado y hecho. (Gén. 2:3 LBLA)
¿Tienen la misma importancia todas los días de la semana?
Después de haber fijado las tareas de los cuerpos celestes luminosos y haber creado el ser humano a la imagen y semejanza del Todopoderoso, el Creador introduce un tiempo específico en este mundo que Él separa de una manera muy especial. Este tiempo de 24 horas desde la caída del sol hasta la caída del sol una vez por semana es llamado shabat – una palabra hebrea que significa parada. Es el único día de la semana que ha sido bendecido.
Cuando el Eterno hizo una separación entre luz y tinieblas (1:4,18), entre aguas y aguas (1:6,7) y entre día y noche (1:14), utilizó la palabra hebrea badal que significa separar, apartar, diferenciar, excluir. Pero cuando separa el séptimo día del resto de los días usa otra palabra – kadash – que significa apartar para uso divino, dedicar, entregar, santificar. Mientras que la palabra badal se usa para todas las diferentes áreas de la creación la palabra kadash está enfocada hacia el Eterno. Cuando algo es apartado con la palabra kadash significa que está dedicado al Eterno para ser su exclusiva posesión sobre la cual Él posee todos los derechos. Cuando algo ha sido dedicado al Eterno no puede ser utilizado por otro o para otro cosa que no sea servicio divino.
El shabat, el séptimo día de la semana, el sábado, ha sido reservado para el Todopoderoso desde el mismo principio de la creación. Es Su día y Él ha reservado el derecho de disponer de él totalmente. Por eso el hombre tiene el deber respetar ese día de una manera especial. De este modo ese día se convierte en un templo en el tiempo donde el hombre podrá rendir culto al Eterno por medio de cesar de intervenir en la creación, lo mismo que Él hizo, y relacionarse con Él de una manera muy especial y así recibir de su gloria.
No encuentro nada en las Escrituras que diga que el shabat haya sido quitado de la humanidad y entregado exclusivamente al pueblo de Israel. Nuestro gran Rabino dijo: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado.” (Mar. 2:27 NVI) El shabat fue hecho para Adam – el ser humano – y sus descendientes.
El Eterno separó el shabat y retuvo su mano de crear. De esa manera enseñó a Adam – el ser humano – cómo santificar el shabat al no intervenir en la creación durante ese día. Adam fue creado a la imagen y semejanza del Eterno. Por eso él hizo lo mismo que su Padre celestial y reposó durante el séptimo día y lo dedicó para la gloria y exclusiva posesión del Eterno.
Prepárate para un cese durante 25 horas antes de la caída del sol el próximo sexto día de la semana (viernes). Cocina toda la comida que se necesita para el shabat antes de la puesta del sol. Compra todo lo que se necesita antes de la caída del sol para poder disfrutar de todo lo bueno que el Eterno nos da. Apaga todo lo que no es necesario para la supervivencia y haz una verdadera parada y relaciónate con el Eterno en oración, alabanza, buena comida, estudios de la Torá y reposo en la congregación y en el hogar. Entonces experimentarás algo del propósito con este día que fue introducido un día después de la creación del hombre. Sólo el que entra en el shabat para santificarlo podrá entender y experimentar qué grande bendición ha incluido el Eterno precisamente en ese día especial.
El que aprende a recordar y guardar el shabat experimentará crecimiento espiritual y tendrá una buena base para poder llegar a ser aquel hombre que ha sido destinado para ser.
Por: Ketriel Blad
Vía: gracias a la lista toramesiánica
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