Para nadie pasa desapercibido el nivel espiritual de el rey David, quien nos ha legado la inmensa mayoría de los Salmos (heb. Tehilim). Uno en particular nos habla de un secreto grande para afrontar continuamente nuestra batalla y alcanzar la meta. David cantaba:
שׂויתי יהוה לנגדי תמיד
Shiviti Adonai lenegdi tamid (Sal 16:8)
De verdad, David hamelej nos está dando una gran herramienta, dice el texto:
"pongo al Eterno ante mí sin cesar"
Lo que nos sugiere el salmista es conducirnos recordando que El Eterno está al lado de nosotros, que oye nuestros pasos, palabras y mira nuestras acciones. Como un amigo que nos acompaña por la banqueta, que está sentado junto a nosotros, el que está parado al lado en la fila de espera, el que está atento en la interacción con otras personas. Tener siempre presente al Eterno como al lado nuestro, eso es, el temor y amor a Dios concentrado en una imagen. No hablo de la ruaj haKodesh, sino algo más filosófico, recrearnos una presencia como si oyéramos el respiro del Santo bendito y que en continua y constante reverencia nos conducimos en nuestra vida para agradarle. La supervisión en su máxima expresión. Con esta filosofía será más fácil enfrentar los problemas. ¡Qué importan! el Amo del mundo está a mi lado, si un choque, un robo, accidente (que nunca suceda) ¡El Eterno lo vivió junto conmigo! Él me salvó, Él intervino, Él está siempre a mi lado.
Caminando continuamente con esta idea, podremos experimentar el efecto del cual habla el salmista:
"Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan, y hasta mi carne en seguro descansa"
Por saber que El Eterno está siempre conmigo hace que el corazón se alegre, es imposible para una persona que sabe que, el Amo del mundo está con él, sienta inseguridad descontrolada. El Eterno sabe nuestros problemas y Él está junto a mí, hay una finalidad detrás de cada prueba y golpe que nos viene, y así, como a un amigo al que abrazas, hablamos con él para alcanzar la madurez, para realizar la corrección que el Cielo desea de nosotros. Tener aun lado al Eterno, sentirlo y saberlo cerca, es personalizar la supervisión del mundo.
Shiviti Adonai.
Tengamos siempre al Eterno en las labores cotidianas, cuanto más en las oraciones y plegarias, sabiendo que Él es la causa y efecto de todo lo que nos sucede. No puede fallar este secreto de aquél de quien se dijo tenía un corazón conforme a Elohim. Doy fe junto al salmista de esta receta para nuestras vidas. La transforma, la convierte y la depura para alcanzar la redención final, la completa y la gloriosa, que sea pronto y lo veamos.
Shalom amigos.
.David .M
(Dedicado para Fer).
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