25 enero 2011

++ JESUS DE NAZARETH Y LOS ROLLOS DEL MAR MUERTO (I) (167-10)

Hoy escribe Antonio Piñero 


Seguimos comentando el libro “El significado de los Rollos del Mar Muerto”


VanderKam y Flint dedica bastantes más páginas, naturalmente, al tema que encabeza nuestra nota de hoy ( pp. 342-354) que al de Juan Bautista, pero intenta ofrecer no un desarrollo sistemático de parecidos y contrastes, sino ante todo poner de relieve aquellos textos qumranitas que sirven para iluminar el pensamiento de Jesús en textos clave de los Evangelio, ya en la doctrina o el ámbito de los títulos cristológicos aplicados a Jesús por los escritores cristianos primitivos. 

El primer texto coemntado es 4Q521 “La venida del mesías y la resurrección de los muertos” (copiado en Qumrán a mediados del siglo I a.C.). El texto, que tomo de Florentino García Martínez, Textos de Qumrán, Trotta, 2ªedic., 1993, 409-410, reza así (columna 2,1-14) 

Pues los cielos y la tierra escucharán a su mesías y todo lo que hay en ellos no se apartará de los precepto santos. ¡Reforzaos los que buscáis al Señor en su servicio! ¿Acaso no encontrareis en ello al Señor todos los que esperan (sic) en su corazón? Porque el Señor observará a os piadosos, y llamará por el nombre a los justos, y sobre los pobres posará su espíritu , y a los fieles renovará con su fuerza. Pues honrará a los piadosos sobre el trono de la realeza eterna, librando a los prisioneros, dando vista a los ciegos, enderezando a los torcidos. Por siempre me uniré a los que esperan. En su misericordia Él (él ¿? = Dios o el mesías) juzgará y a nadie la será retrasado el fruto de la obra buena, y el Señor obrará acciones gloriosas como no han existido antes, pues curará a los malheridos, y a los muertos hará vivir, anunciará buenas noticias a los humildes, colmará a los indigentes, conducirá a los expulsados, a los hambrientos enriquecerá y todos… […] 

Realmente este pasaje qumránico (que se inspira en Isaías 58, 6 y 61,1-2) ilumina notablemente el trasfondo de Lc 4,16- 21: 

16Llegó a Nazaret, donde se había criado. El sábado entró en la sinagoga, según su costumbre, y se levantó para tener la lectura. 17Le entregaron el volumen del pro¬feta Isaías y, desenrollando el volumen, dio con el pasaje donde estaba escrito: 

18El Espíritu del Señor descansa sobre mí, 
porque él me ha ungido. 
Me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres, 
a proclamar la libertad a los cautivos 
y la vista a los ciegos, 
a poner en libertad a los oprimidos 
19 a proclamar el año favorable del Señor (Is 61,1-2). 

20Enrolló el volumen, lo devolvió al sacristán y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en el 21y empezó a hablarles: 
-Hoy ha quedado cumplido este pasaje ante vosotros que lo habéis escuchado 
(Tr. de Juan Mateos, Nueva Biblia Española). 

Lo que presenta el texto de Qumrán sobrepasa algo al texto evangélico transcrito, pero lo ilumina, así como también a Lc 7,20-22: 

20Aquellos hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: 
-Juan Bautista nos envía a preguntarte: "¿Eres tú el que tenía que llegar o esperamos a otro?" 
21Entonces mismo curó Jesús a muchos de enfermedades, tormentos y malos espíritus, y dio la vista a muchos ciegos. 
22Después contestó a los enviados: 
-Id a informar a Juan de lo que habéis visto y oído: 
Ciegos ven, cojos andan, 
leprosos quedan limpios y sordos oyen, 
muertos resucitan, 
a pobres se les anuncia la buena noticia (Is 35,5-6; 61,1). 
23Y ¡dichoso el que no se escandalice de mí! (tr. de Juan Mateos). 

Lo notable del texto qumránico es que atribuye expresamente toda la actividad “especial”, o de carácter “sobrenatural” del mesías a la acción divina, con lo que recalca que el mesías es un mero ser humano. El mesías es sólo un medio por el que se manifiesta la misericordia divina para con los justos. En el caso de Jesús, lo que transmite Lucas (y también Mt 11,2-5 en el primer pasaje) es una autoconsciencia superior de Jesús que -en la óptica cristiana- hace que éste tenga un sentido mesiánico superior al manifestado en el texto de Qumrán. 

Ahora bien, como estos pasajes lucanos tienen signos evidentes de ser redaccionales, es decir, son el producto de la actividad literaria del escritor evangélico, y por tanto reflejan su teología perticular. por ello no podemos estar totalmente seguros de que las palabras de Jesús que transmiten fueran ciertamente más allá, es decir en el ámbito de esa autoconsciencia elevada, que lo manifestado por la autoconsciencia mesiánica vehiculada por el pasaje de Qumrán. Con otras palabras: el poder de la resurrección de los muertos es sólo atribuible a Dios; no significa, o no es prueba fidedigna de que Jesús, como mesías, se considerara a sí mismo divino. 

El que 4Q521 presente la resurrección de los muertos (sea cual fuere el modo como se realizara, cosa que desde el punto de vista histórico es algo que no se puede probar) es ciertamente una coincidencia importante con Lc 7,21-22.

VanderKam y Flint se apoyan en J. J. Collins [The Scepter and the Star. The Messiahs of the Dead Sea Scroll and Other Ancient Literature]u (Anchor Reference Library 10) Doubleday, New York, 1995, pp. 117-122; 205-206, para afirmar que 4Q521 

a) describe la actividad de un mesías profético y que 

b) apoya de manera significativa la idea tradicional de que Jesús se veía realmente como el mesías de Israel. 

Esto es posible, sin más, porque el concepto del mesianismo que Jesús tenía(aunque yo defienda sin duda que al menos al final de su vida el Nazareno se creyó el mesías), es muy obscuro. desde el punto de vista histórico. Y me parece que no defendible que los autores que estamos comentando obtengan de la comparación de 4Q521 y Lc 7,21-22 la siguiente conclusión: 

“En el pasaje neotestamentario Jesús proclama el reino de Dios, y mediante su ministerio de curación y exorcismo prueba que este Reino está presente” (p. 344). 

He manifestado varias veces que no me parece posible que el Jesús histórico defendiera la idea de la presencia y, a la vez, la futuridad del reino de Dios. El reino de dios está o no está, como puso de relieve clarísimamenteJohannes Weiss. 

Algún día tendremos que discutir muy a fondo esa noción de la “presencia” del reino de Dios, que me parece muy improbable en el Jesús histórico. Esta es la idea de Lucas, sin duda, pero -pienso- que no la del Jesús de la historia. Además, entenderlo así es obtener demasiado del texto de Qumrán. 

Seguiremos. 
Saludos cordiales de Antonio Piñero. 

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