בס"ד
EL SOLDADITO
“Escucha Israel, Hashem es nuestro D-s, Hashem es Uno” (Devarim 6,4)
Uno de los batallones del ejército recibió una noticia especial, el rey, en persona, visitaría el batallón dentro de unos días. Y debían prepararse para recibir una visita tan importante, por todos los rincones de la base, todos corrían de un lado a otro. Los oficiales no dormían por las noches, supervisando personalmente cada uno de los preparativos, todo debería estar limpio y brillante, el campamento, las armas, uniformes y zapatos... Cuando se acercaba el día de la visita, los preparativos parecían no terminar, aparecían más y más cosas por arreglar, y los oficiales ya se sentían más que agobiados, día y noche presionando a los soldados para que terminen las tareas que parecían no tener fin...
Y llegó el día tan esperado, el rey vendría hoy a visitar el batallón. Todo estaba listo, ordenado, brillante. Y todos estaban formados, esperando la entrada del rey, los oficiales, de acuerdo a su escalafón, los más importantes adelante, más atrás los soldados, ordenados por estatura, los más altos adelante... Y entró el rey!!! Todos parados y firmes, con miedo y respeto...
El rey comenzó pasando por las filas de los oficiales, sin detenerse. Siguió ahora entre los soldados y se fue acercando hasta la última fila de soldados, donde estaban parados los de más baja estatura. Finalmente se detuvo frente al soldado más petiso del batallón, y ante el asombro de todos, el rey abrazó al pequeño soldado y proclamó: mi apreciado soldado, yo te quiero!!!
¿Cuál debería ser la respuesta del soldado? Este soldado debería gritar con todo su sentimiento: ¡Viva mi señor rey, para siempre!!! Y si por algún motivo, nervios (algo muy posible en semejante momento) o miedo, el soldado fuera a tartamudear o comerse alguna palabra, sería motivo de risas para todos, que pensarían que es un tonto..., al desperdiciar semejante momento, cuando sólo él está frente al rey...
Avinu Malkenu, nuestro Padre, nuestro Rey, el Rey, Rey de Reyes, que renueva con su bondad todos los días, siempre, la Creación del mundo, que creó la luz y la noche, hace la paz sobre el mundo y todo lo creó...
Hakadosh Baruj Hu sale a visitar el mundo que creó y a todos sus ejércitos, primero pasa entre los ángeles y todos los ejércitos celestiales (cantidades de seres y criaturas de las cuales no tenemos noción, la imaginación no puede ayudarnos mucho, por lo menos a mí). Todos en perfecto orden, esperan la visita del Rey de Reyes, Rey de todos los mundos.
Lo que sigue a continuación, intentará ser una traducción que nos muestre hacia dónde se orientan nuestras alabanzas, de ninguna forma puede considerarse como literal, ya que esa no es la intención porque no tiene ninguna finalidad.
Los Anshe Hakneset Haguedola ordenaron nuestros rezos, comenzando con el detalle de la grandeza y el esplendor de nuestro Rey Santo: que ilumina la tierra, que cubre todo el mundo con su inmensa misericordia, que renueva con su bondad, todos los días, siempre, la Creación (como si cada día ocurriera el más grande de todos los milagros: la Creación del mundo).
Y cada día somos un nuevo ser, una nueva creación, todos hechos con la Sabiduría del Creador, que llenó el mundo con sus posesiones...
Y Hakadosh Baruj Hu, el Rey que está en lo más alto, El solo (no necesita ayuda de nadie), dueño de todo el esplendor, nos muestra el camino a seguir, es nuestro escudo para la salvación...
Y todos los santos ejércitos celestiales hablan contínuamente sobre Su Grandeza y Su Honor, sobre Su Santidad, y todos sus sirvientes hacen Su Voluntad, y escuchamos en sus voces el temor que sienten sobre el Rey que vive, el Rey que gobierna el mundo.
Y todos cumplen Su Voluntad con temor, y abren sus bocas con santidad y pureza, con cantos, bendiciones y alabanzas, y santifican y elevan el Nombre del Gran Rey, Fuerte, Terrible y Santo...
Y todos reciben sobre sí, todos se sienten gobernados... y contestan con temor: Santo, Santo, Santo..., y otros seres, también santos, contestan levantando la voz en forma de alabanza: Bendito el Honor de Hashem...
Continuan los rezos con otra imposible de explicar y a la vez maravillosa descripción del Bore Olam: que solamente El maneja las fuerzas, que hace cosas nuevas, dueño de las guerras, reparte la caridad, es la fuente de la salvación (imposible buscarla en otro lado), crea las curaciones, etc., etc...
Después de todo este increible desfile de seres celestiales, que alaban y engrandecen a nuestro Creador, Hakadosh Baruj Hu pasa entre todos ellos, sin detenerse, sin prestar atención al despliegue que se desarrolla en cada instante en cada rincón del cielo, y llega con su enorme piedad y misericordia, se acerca al más pequeño de todos los seres, al pueblo de Israel.
Con su gran amor, se acerca a sus hijos, y todos, con sus voces se aproximan a Su Nombre Grande, con la verdad, alabando Su Grandeza, y remarcando que es Único, con amor...
Y pregunta el rab hagaon Iaacov Noiman ztz”l, ¿después de decir todo esto, entre otras cosas más, para qué necesitamos decir ahora el “Keriat Shema”?
¿Para qué, se puede preguntar? Veamos lo que nos dijeron nuestros jajamim, parece que hay varios motivos para decir el Keriat Shema... Ahora llegó el momento de proclamar a toda voz, con temor, y con gran amor, con alegría y con toda la intención: “Shema Israel, Hashem Elokenu, Hashem Ejad!”, y poner intención en todas las obligaciones que nos dieron Jazal.
Decir Keriat Shema dos veces por día, a la mañana y a la noche.
Recibir sobre nosotros el Reinado Celestial, el reconocimiento de que Hakadosh Baruj Hu gobierna sobre cada rincón y sobre cada acción.
Entender, en la medida de lo posible, el significado de las palabras que recitamos.
Cuando decimos la palabra “Ejad”, אחד, pensar por la letra alef (cuyo valor numérico es uno) que Hashem es Único en el mundo, en la letra jet (que vale ocho), debemos pensar que el gobierno de Hakadosh Baruj Hu se extiende por los siete cielos y la tierra, y con la letra dalet (de valor cuatro) saber que Hashem gobierna en todas direcciones, en los cuatro puntos cardinales, en la tierra, y también en las cuatro direcciones de los cielos.
Cada vez que mencionamos el Nombre de Hashem, hay que pensar que es el Dueño de todo, que fue, es y será...
Y si, jas veshalom, decimos el Keriat Shema como tartamudeando, o sin decir las palabras con precisión (sin pronunciar correctamente o tragándonos las letras), seremos como el pequeño soldadito que se quedó mudo, que no pudo gritar con todas sus fuerzas: “Viva el rey...”
Veamos entonces, que importante resulta fortalecernos para no dejarnos atrapar por la rutina, no permitirnos decir el Keriat Shema como de memoria, usar toda la intención, con temor, con amor, con gran alegría, al saber que somos los servidores del Rey Santo, que en lugar de detenerse y agradecer las atenciones de los ejércitos celestiales, “baja” a nuestro mundo para acercarse a sus pequeños hijos, y lo menos que podemos hacer nosotros es proclamar a toda voz el Shema Israel...
Darje Musar.
Leiluy Nishmat Harav Guilad Cohen ben Shmuel זצ"ל
Gracias al jajam Gabriel Guiber (vía Facebook)
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